Los últimos desafíos de la reina Mireia

La reina de Dubai. Así fue como la FINA coronó a Mireia Belmonte en los Mundiales de corta de 2010, tras una recolecta de tres oros y una plata. Los campeonatos en piscina de 25 metros, como ocurre con el atletismo indoor, suelen tener una consideración menor. Pero no siempre es así. Aquella cita proyectó mucho brillo. Vaya como ejemplo que Mireia ganó los 400 estilos a Shiwen Ye, luego campeona olímpica en 2012. O que el rey de Dubai fue Ryan Lochte, que a estas alturas colecciona 12 medallas en los Juegos. No, aquellos Mundiales no fueron un evento menor. Al contrario, supusieron la lanzadera de Mireia, que ya había obtenido buenos resultados internacionales, pero nunca a ese nivel. Este 15 de diciembre se cumplen diez años de una de sus grandes gestas, cuando encadenó dos oros en 44 minutos: en 200 mariposa y en el mencionado 400 estilos. Después de aquella exhibición, Belmonte no paró de crecer, de cumplir sueños: medallista olímpica en Londres 2012, oro olímpico en Río 2016, oro mundial en Budapest 2017… Hasta convertirse en una leyenda del deporte español.

A sus 30 años, y después de atravesar un periodo físico complicado, Mireia bracea hacia otros dos objetivos. Seguramente los últimos de su carrera. Por un lado, desfilar como abanderada en los Juegos de Tokio. No depende directamente de ella, sino del COE. Por reglamento es el turno de Saúl Craviotto, si se clasifica, pero el COI permite abanderados mixtos. Ambos formarían una bonita pareja. El segundo es sumar una medalla más, la quinta, para sentarse en el mismo trono de David Cal. De momento, este mes, en Castellón, ha expedido el pasaporte a Japón, a sus cuartos Juegos Olímpicos, en 1.500 y 800 metros. Las marcas están todavía lejos del podio, pero queda tiempo por delante para progresar. La reina está acostumbrada al trabajo, al sacrificio… y a completar sus desafíos.