Messi necesita brillar ante Cristiano

‘El trauma del Barcelona con Messi’. ‘Messi, cada día más lejos’. ‘Messi, sin inmunidad’. ‘El Barça se inmola con Messi’... Estos titulares abrían ayer la sección de deportes en diversos diarios de información general de Madrid y Barcelona. Los contenidos coincidían a trazos gruesos en el análisis de la situación, sólo variaban en el grado de indulgencia hacia el papel de Messi, o de indulgencia al valorarlo. Messi, hasta hace poco el genio de la lámpara, hace ahora muy poco y su presencia parece incluso pesante para sus compañeros, su entrenador y hasta para el telespectador, porque arrastra un aire pesimista que lo preside todo.

A peor, el Barça se presentó ante el Cádiz con dos partidos ganados recientemente, sendas salidas en Champions, y el del regreso de Messi lo perdió. En estas circunstancias, eso ha agitado la impaciencia por entrar de una vez por todas en un tiempo sin Messi, que habrá de llegar algún día como llega todo en la vida. Ya que se va a ir, que sea cuanto antes, empiezan a pensar ya bastantes y se atreven a decir algunos. Ese es el sentido de las palabras de Carles Tusquets, que no está en un puesto en el que sea correcto decir lo que dijo, pero que expresó un sentir extendido. Cobra una barbaridad y sólo la está retribuyendo con malas caras.

Quien le conoce me lo retrata como metido en un mar de dudas, harto de todo. Patinó en verano, sufrió su orgullo y ahora no ve salida. En todo caso, de momento está en el Barça, los candidatos se esmeran en adularle y le bastará un gran partido, de los que antes ha hecho por cientos, para reconciliarse consigo mismo y sosegar el entorno. Esta noche puede tener una motivación, con Cristiano enfrente. Puede elegir entre seguir con su pose de agraviado, provocándole a Koeman esa cara de ¿qué hecho yo para merecer esto? o imponer sus reales ante Cristiano, que ha vuelto a coger carrerilla y recupera su ritmo de gol por partido.

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