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No hay demasiada diferencia entre ser favorito y no ser favorito. Digamos que "ser favorito" es un concepto que sólo sirve para que lo pronuncies, flote en el aire unos segundos y después caiga sin hacer ruido al suelo, de donde ni siquiera se barre. Su anuncio es baratísimo. No pasa nada por decir, por ejemplo, que el Atlético es favorito a la Liga. Cuando lo haces, y resulta que aún estamos en diciembre, no expresas gran cosa. Más que nunca hablar es "un flujo de aire complicado", como denomina a las palabras uno de los hijos del magnate Logan Roy en la primera temporada de Succession. Aunque al usarlas llenas un hueco, y eso ya es mucho. Parte del sentido del fútbol moderno reside en hablar de él.

El favoritismo, cuando queda toda la temporada por delante, es una idea efímera. Es como si la trajese el viento, y enseguida otra ráfaga se la llevase. Jorge Amado contaba que en cierta ocasión llegó a Roma, donde se celebraba un encuentro de escritores brasileños, y se sintió conmovido cuando al entrar al recinto del evento vio un gran cartel con su foto, bajo la que se anunciaba "Jorge Amado, el mejor escritor de Brasil". Pero siguió paseando y enseguida distinguió otro cartel, igual de grande que el anterior, con la foto de su colega Ubaldo Ribeiro y el siguiente mensaje: "Joâo Ubaldo Ribeiro, el mejor escritor de Brasil". Amado encontró ánimos para comentar que "durante cien metros" había sido el mejor escritor de su país. Cien metros pueden resultar la única diferencia entre ser y no ser favorito.

Los jugadores del Atlético celebran un gol.
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Los jugadores del Atlético celebran un gol.JAVIER GANDULDIARIO AS

A veces le dicen "favorito" a un equipo desde el principio, como ahora al Atlético, para que a los que deberían estar en su lugar, arrasando, no les reprochen su mal año. "Cómo vamos a ganar si no somos favoritos", podrán alegar. La obligación de hacerse con el título, según esta estrategia, es para el Atlético, al que le colgaron el cartel, entre otras cosas, para aliviar el mal momento pasajero de Barça y Madrid, y que el suyo parezca el fracaso del siglo si al final no cumple con lo que se espera de un favorito. Pero, como digo, "ser favorito" solo es un flujo de aire.