Todo el balonmano español de repente se siente huérfano
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Pocas muertes dejan tantos huérfanos, porque en el caso de Juan de Dios Román, un docente por encima de todo, no hay estamento directo o indirecto con su deporte en el que no influyese. Le llorarán los jugadores que le tuvieron como entrenador, los técnicos a los que formó, los directivos a los que agitó, y los árbitros a los que obligó a mejorar y a formarse. E indirectamente los periodistas a los que trató, porque Juan era un recurso para todos, por sus conocimientos del pasado, y por su puesta al día del presente. Él olía la noticia, y era fuente de confirmaciones por encima de las filtraciones porque prefería la discreción.