Ricky-Campazzo, las dos caras de un playmaker
La última final del Mundial de baloncesto, en septiembre del año pasado, enfrentó a España contra Argentina, a Ricky Rubio contra Facundo Campazzo, dos de los mejores bases fuera de la galaxia USA, dos brillantes directores de juego, eso que en Estados Unidos llaman playmaker, que esta semana están siendo protagonistas del mercado de la NBA por razones diferentes. Dos caras contrapuestas. Mientras el argentino apura sus últimos minutos en el Real Madrid antes de fichar por los Denver Nuggets, uno de los grandes equipos del Oeste, el español ha sido traspasado para su disgusto por los Phoenix Suns y ha desembocado en los Minnesota Timberwolves, su primera franquicia, después de un paso fugaz por los Oklahoma City Thunder. Tres equipos en tres días. Algo que no es tan extraño en la liga estadounidense. Cualquier jugador puede ser incluido en un movimiento de mercado sin su consentimiento, siempre que se le respete su salario. Así funciona. Unas veces puedes aterrizar en los Lakers, como le ocurrió a Pau Gasol, y otras puedes acabar en un destino infernal.
A Ricky no le gustó su salida de los Suns, con los que se sentía implicado y en ascenso. Se notó en el tuit que escribió: "¡Vaya negocio!". Y también lo ha dicho expresamente: “Hay formas y formas”. A pesar de su malestar, las reglas son como son. Ricky lleva nueve años allí y las conoce bien. Es un base titular respetado, pero ni siquiera esa condición, ni haber sido el MVP del Mundial, le libera de unos hábitos arraigados en EE UU, por mucho que extrañe a los ojos de Europa y del baloncesto FIBA. El caso de Campazzo es distinto, el Facu sí ha podido elegir su rumbo porque llega como agente libre, negocia su propio contrato. Pero una vez firmado, y cumplidos los plazos pertinentes, entrará en la misma rueda. Y Denver podrá traspasarle cuando quiera. La NBA es así... Y así se acepta.