La rebeldía de Gracia, el juicio de Pellegrini
Rebelde con causa
Si algo enseñó la pasada temporada es que el Levante es un equipo de contrastes tan acusados que sus partidos siempre tienen vuelta. Se valió el Valencia de esta disyuntiva en el derbi, vencedor por comprender su propia debilidad a base de sopapos merecidos y por la dirección de campo de Javi Gracia. A pesar de su inferioridad en largas fases del encuentro, después de una fatídica puesta en escena, el Valencia respondió con energía, fe y amplitud —55,7 metros de ancho de juego— en su estreno. Con el paso de los minutos, Gracia ordenó una salida más directa, que no poco pensada, para evitar tanta equivocación y reajustó la presión adelantando a Esquerdo (después a Racic) para embarrar al Levante. Las decisiones arreglaron al Valencia, impulsado en el tramo final por la verticalidad de Manu Vallejo y Cheryshev, los cambios principales de un técnico que también pudo sacar en claro la competencia de Kangin y Maxi en la zona de ataque. A falta de fichajes, el Valencia cuenta con un entrenador, tanto en sala de prensa como en el banquillo.
La pelota habla
En el Huesca los futbolistas tienen el mandato de ser valientes y propositivos con el balón. Es una máxima de Míchel. Aunque ante el Villarreal acumuló errores visibles en la posesión, muy irregular especialmente Javi Galán con los pies (19 pérdidas), la secuencia del gol de Maffeo remite a una idea clara. El Huesca quiere jugar y quiere jugar bien. Empezando por Andrés, participaron otros seis jugadores y hubo 18 toques. Se inició por la izquierda, donde caía un notable Juan Carlos con el objetivo de alejarse de Coquelin, para encontrar después el vacío en el lado débil.
El salto de categoría
El Cádiz fue el otro equipo que volvía a Primera. Su derrota pone el acento en el diferente hábitat que hallará. El conjunto de Cervera siempre se diferenció en Segunda por saber penalizar los fallos del rival. Su paciencia y seguridad le ofrecían una oportunidad de triunfo. Frente a Osasuna todo sucedió al revés. Los de Arrasate se manejaron con mayor oficio táctico liderados por Oier, castigaron la desdibujada construcción gaditana —13 acciones efectivas de presión en campo contrario— y sentenciaron en un saque de banda. Le ganaron al Cádiz como este ganaba en Segunda.
Ver lo que pasa
El fútbol tiene la costumbre de ensalzar el equilibrio. El Betis se había sumido en la irrelevancia por carecer del mismo y Pellegrini ha llegado para cambiarle la cara. Como de talento va sobrado, con Canales y Fekir a la cabeza, el chileno ha reparado en la medular como la zona decisiva sobre la que se debe apuntalar su equipo. El doble pivote que formaron Guido Rodríguez (68% de duelos ganados) y William Carvalho aportó solvencia y credibilidad. Primero contuvo, después liquidó, no sin fortuna. En el 83', Pellegrini dio entrada a Tello por William y el postrero gol final del extremo selló una victoria que nunca hubiera llegado si el Betis se hubiera desangrado atrás como le pasaba siempre.