Ici c’est Paris

Lo más parecido a un éxito de clubes de fútbol que han vivido los parisinos fue una derrota contra el Bayern de Beckenbauer en los 70. Y ni siquiera fue de un club de París. Los abuelos de los aficionados actuales del PSG recordarán el desfile por los Campos Elíseos del St. Etienne de Santini a su vuelta de Glasgow. Perdieron con honor y culparon a los postes cuadrados de Hampden Park de la derrota. La leyenda de los palos de madera creció tanto con los años que el club compró en 2013 las porterías para su museo por 20.000 euros. Mientras esa final sucedía se fundaba en París el club que hoy disputa la final de la Copa de Europa.

El odio eterno al fútbol moderno ha acogido en su seno a la corriente antipática que el PSG despierta entre los fans franceses. Es el club prepotente de la capital de un país centralista hasta la asfixia, comprado por petrodólares, experimento de marcas y sin apenas tradición. Con decir que uno de sus fans de toda la vida es Nicolas Sarkozy está todo dicho. Sin embargo, no puedo evitar simpatía por ese equipo artificial. Y más si el rival es el monstruoso Bayern Múnich, ese club imperialista cuyos dirigentes con Uli Hoeness a la cabeza creen que la victoria les pertenece por decreto.

Ronaldinho, en su etapa como jugador del PSG.

Fobias aparte, tuve la oportunidad de visitar el Parque de los Príncipes hace un par de años. Vi un partido contra el Mónaco y conocí a Okocha, que ese día hacía el saque de honor. Me gustó que el equipo rico se acordara de los ídolos pasados. El nigeriano pasó cinco años de entreguerras en París. Fue la estrella pasada la gloria de los Weah y Ginola y cedió el testigo a Ronaldinho hasta que Qatar irrumpió con su billetera. Los aficionados intergeneracionales ovacionaron al nigeriano como a un héroe porque les recordaba que no siempre habían cenado caviar. Y ellos estaban ahícuando el club era un juguete roto. Ici c’est Paris (Aquí está París) es su lema. Bueno, más bien su eslogan pero para unos cuantos parisinos significa tanto como Más que un club o You’ll never walk alone. Y también tienen derecho.

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