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La 'doctrina Piqué' ha hecho fortuna

Todo empezó con el gol anulado a Rodrigo en el Di Stéfano por la presencia de Maxi Gómez, adelantado y en posición que estorbaba a Varane. Eso dio pie a Piqué para una insinuación. No había que ser muy hábil leyendo entre líneas para entender su mensaje. Piqué ha asumido la posición de látigo del madridismo que otrora ostentó Gaspart y la ejerce con igual brío y más donaire. Puestos a echar la culpa al empedrado (el no a Neymar, el sí a Griezmann, la plantilla que nos debilitan, el Barçagate y todo lo demás), mejor acordarse del Madrid y los árbitros. Esa semilla tiende a germinar bien en España. Y esta vez, mejor que nunca.

Porque luego ha llovido a favor de ello. En San Sebastián, con tres jugadas de las que Iturralde llama grises y yo fronterizas. Ante el Getafe, con el penalti que sí y el que no, el de Carvajal. Y en San Mamés, con el pisotón que sí y el que no. Nada escandaloso, pero sí una concatenación de jugadas fronterizas en todas las cuales al Madrid le salió cara y nunca cruz. Eso ha inundado la red de memes en los que aparece Florentino como el Baal del VAR. No le pesará: cuanto más poder se le atribuya, más tendrá. Pero el Madrid no es líder por haber ganado siete partidos, que también, sino porque mientras tanto el Barça empató tres.

Eso es lo que disimuló Piqué con su semilla al aire. Si el Barça hubiera jugado los partidos anteriores como ante el Villarreal, hoy aún sería líder. Pero los jugó mal. Y, por cierto, también con suerte en la lotería del VAR. Sólo con la expulsión de Messi ante el Athletic hubiera sufrido tremendo quebranto ese día y los dos siguientes. Pero Piqué tuvo el tino de tirar al aire una semilla feraz en un suelo con eterno tempero y la lluvia lo hizo germinar. Este campeonato lo ganará irremisiblemente el Madrid, pero su victoria se explicará para los restos como designio del complot arbitral. Como tantas antes del VAR. Para este viaje...