La pandemia nos ha dejado sin primavera. Y sin Rafa Nadal. El periodo más letal del virus ha coincidido con el calendario históricamente más favorable al balear. El rey de la tierra. En estas fechas hubiera estado disputando Roland Garros y, si todo hubiera discurrido como suele, mañana hubiera aspirado a su 13º título en París. Nada de esto podrá ser, ya sabemos por qué. Quizá en octubre, si finalmente el tenis internacional echa a andar. Lo que la pandemia no ha podido evitar son los aniversarios, que en este 2020 tenían un punto especial. Ayer se cumplieron 15 años del primer título de Rafa en Roland Garros. Tenía 19 años. El martes cumplió 34. Aquella victoria destapó la figura de quien poco después se convertiría en uno de los grandes de la historia y en la mejor antítesis del hasta entonces inabordable Roger Federer. Luego también llegó Novak Djokovic, para convertir la época en la más gloriosa de siempre. Dice Toni Nadal que el parón seguramente favorecerá a los más veteranos, más acostumbrados a superar baches y resurgir con fuerza. El Big Three aún tiene mecha.

A pesar de la edad, la coronación de Nadal en 2005 no fue una sorpresa absoluta, porque aquella temporada ya venía anunciando su dominio sobre tierra batida. Por eso, en este 2020 de efemérides también se han cumplido 15 años del primero de sus 11 títulos en Montecarlo, del primero de sus 11 triunfos en Barcelona, de la primera de sus 9 victorias en Roma… Torneos icónicos sobre arcilla. Pero Rafa no se conformó con ser el rey de la tierra. Quería ser el Rey. Y amplió sus conquistas a todas las superficies. Nadal logró desbancar a Federer de su jardín de Wimbledon, mientras que el suizo nunca ha podido doblegar a Rafa en París. Siempre será un lunar en la trayectoria del que muchos consideran el más grande, un título que aún está por resolver. La lucha continúa. Sin fecha de regreso.