El drama de Italia complica el deporte

"Justito, pero llego”. Este fue uno de los mensajes que envió Albert Torres a un allegado tras aterrizar en Berlín, después de una odisea de viaje que se enredó por la cuarentena que tuvo que pasar en los Emiratos Árabes, donde se suspendió la carrera ciclista a falta de dos etapas tras detectarse dos casos de coronavirus en dos auxiliares italianos. El menorquín desembarcó con el tiempo mínimo para competir en la madison de los Mundiales de pista junto a Sebastián Mora. El resultado no fue bueno: décimos. Habría sido extraño que saliera bien con tanto ajetreo, aunque para contextualizar el asunto hay que recordar que Torres ya había dicho a primeros de año que la meta está en los Juegos y que los Mundiales suponían una estación de paso hacia Tokio 2020. El dúo sigue siendo una baza de medalla olímpica. Si las cosas salen según sus planes, el rocambolesco viaje del balear acabará recordado como una anécdota. Ojalá. Porque eso significaría que ambos se aúpan al podio. Y también que los Juegos se celebran a pesar del negro panorama que se cierne sobre ellos con la epidemia.

El caso de la dupla Torres-Mora fue un mal menor dentro de la catarata de pésimas noticias que, un día más, ha deparado el coronavirus para el deporte: la suspensión de GP de Qatar de MotoGP, cuando algunos pilotos ya habían iniciado el traslado o se disponían a hacerlo hoy; la confirmación del Milán-Madrid de la Euroliga de baloncesto de mañana a puerta cerrada; la cancelación de la Media Maratón de París; el cierre de la Maratón de Tokio para los atletas populares… Las severas medidas tomadas desde enero con las competiciones de China se han expandido a su entorno, Corea y Japón, y han entrado de lleno en un foco europeo centrado en Italia. Este drama complica mucho el control de la epidemia, y obliga a dolorosas decisiones en aquellos deportes donde los transalpinos tienen peso.