Tercera torre en la partida de ajedrez

Chen lleva cuatro años como presidente del Espanyol. Primero compró el club, redujo deuda y prometió la Champions. Pero la efervescencia le duró un año, cuando el límite salarial y la restricción china por sacar capitales le hicieron cambiar de estrategia. Robert y Lardín se quedaron en el camino. Y llegaron Guasch y Perarnau. El equipo perico pasó dos años austeros en los que Chen recuperó dinero y el equipo se metió en Europa, pero el club no viró en sus intenciones. Vender por diez y comprar por cinco es peligroso, en especial cuando no aciertas tampoco con los entrenadores y juegas tres competiciones. Con Duran se inicia una tercera etapa y el plan cambia radicalmente.

Que la mejor inversión es la del jugador que da rendimiento es una obviedad, pero en ocasiones discutida por los hombres de traje y corbata. No es casualidad que el Espanyol viva la temporada con mayor superávit justo ahora, cuando es cierto que ha vendido pero también comprado, cuya marca diferencial es Europa. Para regresar primero hay que salvarse, y luego volver a invertir y acertar, porque en el fútbol, como en otros ámbitos, las ideas siempre están supeditadas a las personas. El tiempo y que el balón entre determinarán si el giro del club cumple el sueño de Chen o la tercera torre tampoco avanza.

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