Valencia: los hitos y la empatía

El Valencia juega en Valladolid el último partido de un año inolvidable en lo deportivo y con fases de nubarrones negros en lo social. Fue allí donde el Valencia logró el primero de los objetivos en el año de su Centenario, la clasificación para la Champions que ahora disfruta y en la que está en octavos. Ello sucedió una semana antes de la final de Copa, donde contra el Barcelona de Messi cortó una sequía de títulos que se prolongaba la friolera de 11 años.

Esos tres hitos deportivos (cuarta plaza en Liga, Copa y octavos de final en Champions) convierten 2019 en un año para recordar en la centenaria historia del club y en el más relevante del ciclo en la entidad de Peter Lim. Gracias a esos logros, y al buen hacer del equipo desde septiembre, el Valencia afronta el 2020 con cuatro torneos con los que seguir soñando que no tiene techo. Sin embargo, la propiedad todavía no tiene ni el respaldo ni el respeto unísono de la masa social.

El Valencia, el club, debería preguntarse el porqué de tal distanciamiento entre propiedad y afición, ver menos fantasmas en el entorno y hacer más autocrítica por su empatía. Hay que reconocer que al valencianismo, a veces, hay que darle de comer aparte, pero también que hay un choque cultural evidente por su parte. Algo harán mal cuando Celades les sale bien, cuando se renueva a Soler, cuando se ve luz al final de la obra del estadio... y aún así la gente sigue sin creerse a Lim.

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