Encefalograma plano en Cornellà

La desconexión. Con cuatro derrotas seguidas en el RCDE Stadium y solo un gol a favor (en propia puerta), el Espanyol sigue dando síntomas mortales desde que empezara el campeonato, aquel ya viejo 18 de agosto. La situación del equipo regresa al encefalograma plano, después de los pequeños repuntes que se dieron ante Eibar y Celta. El instinto de supervivencia te lleva a mantenerle el pulso a la extinción, pero se le agotan los días a David Gallego antes de que desconecten a su paciente. El Espanyol no avanza, le esquiva la fortuna (el palo de Calleri y el penalti de Víctor Sánchez) y también el juego, incapaces los pericos de sobreponerse a las primeras de cambio a un voluntarioso Valladolid. El Sevilla porque es un equipazo, la Real porque juega como los ángeles, el Granada porque han empezado fuerte y ahora el Valladolid... Da igual la circunstancia, el Espanyol siempre acaba en la lona y silbado.

Premonición. A la grada, siempre condescendiente con su Espanyol, capaz de vitorear las recuperaciones de Víctor Sánchez o la batalla de Calleri, se le acaba la paciencia. En el minuto 19, la grada Canito desplegó una pancarta de respaldo y recuerdo a Sergio González (“Bienvenido a tu casa”) y, como si de una premonoción se tratase, el partido, dominado hasta ese momento por el Espanyol, viró a un escenario conocido en Cornellà. Diego López, salvando goles, el Valladolid, adelantándose por un absurdo penalti y el Espanyol ya moribundo, de nuevo en fase terminal. Luego, con el paso de los minutos, el rival jugó con el marcador, más aún si Calero se autoexpulsa en una acción desconcertante. El 0-2 de Plano confirmó el encefalograma perico. Los aficionados han pasado en cuestión de cuatro meses de celebrar el sueño europeo a vivir en una profunda tristeza por las inversiones en verano y la marcha del equipo, necesitado de un electroshok.

Los papeles. Ya en sala de prensa, Gallego intentó justificar el buen partido de su equipo con estadísticas apuntadas en un papel. Esos datos descontextualizados, que en muchos aspectos son orientativos. El entrenador está haciendo todo lo posible para aprovechar la oportunidad de entrenar en Primera, pero no está dando con esa tecla que él tanto recalca. No hay excusas ni papeles, sino la certezas que se ven en el campo. Su Espanyol no funciona casi tres meses después de comandar el barco. Rectificar y adaptarse también forma parte del debe del entrenador.

Detalles. Entre tanto desvarío, Piatti y David López se juntaron ayer en el campo siete meses después de compartir habitación y pasar por las manos del doctor Ramon Cugat en la Clínica Quirón. Un ejemplo de que, aceptando la situación y trabajando duro, se sale de cualquier anomalía en esto del fútbol, aunla del Espanyol de Gallego tiene pinta de que será la excepción.

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