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Pogba, como necesidad, y Bale, con su Open Británico

Un agitador. A Zidane no le interesa esconder sus cartas. Miró a los ojos tanto a Ceballos como a Bale para decirles que no contaba con ellos antes de irse de vacaciones y, con la misma naturalidad, insiste en el fichaje de su compatriota para ocupar el centro del campo. Pogba, a ojos del técnico, es una necesidad para agitar el centro del campo, un perfil diferente a todos los que tiene y un líder positivo que, a favor de viento, es capaz de marcar diferencias. Quiere que venga cuanto antes. El técnico ya deslizó lo importante que es tener a los jugadores desde el inicio. A buen entendedor…

Las diferencias. La reunión de Montreal entre Florentino, José Ángel y el entrenador, aunque siempre tamizada por la versión oficial, mostró las lógicas diferencias que hay en el fondo. Todos los entrenadores quieren evitar el desgaste de dirigir a los jugadores con los que no cuentan y aprietan entre bambalinas para acelerar la llegada de los que consideran estratégicos. Zidane ya aprendió que los tiempos de pedir son con el mercado abierto porque, cuando el balón empiece a rodar, la única cabeza en cuestión será la suya.

El tenso silencio. El jugador, de pretemporada con el United, ha optado por una discreción poco vista en él. Después de proclamar su deseo de afrontar nuevos desafíos, está controlando su incontinencia en redes sociales, asumiendo un perfil bajo, ansiando que la presión interna de Zidane dé sus frutos. Desde lo futbolístico, resulta inconcebible que el United no aproveche para pescar en el Real Madrid, necesitado de dar salida a jugadores que, por jerarquía y calidad, serían titularísimos en el equipo inglés, caso de Ceballos, James, Lucas Vázquez o incluso Isco y Asensio, a los que Zizou estaría dispuesto a sacrificar para traer al campeón del mundo.

Bale, en su mundo. Las cámaras de Gol pillaron a Gareth, con sus cascos en los oídos, siguiendo en su móvil con gran atención el Open Británico. Cada uno pone su tiempo y su cabeza donde le apetece, pero si proyectase la misma pasión en el fútbol de la que tiene por el golf, seguro que la percepción que tenemos del galés sería completamente distinta. Después de descarrilar el tren del Shanghai Shenhua que Bale estaba dispuesto a coger a razón de 25 millones anuales, el tiempo juega a favor de Barnett. Aunque sea un fichaje amortizado, no sería extraño que el Madrid aceptase una cantidad ínfima con tal de ahorrarse los tres años de sueldo que le quedan, o sea 90 millones de euros.