El rizo sería que el PSG pidiese a Griezmann por Neymar
El colofón al vodevil. Pocos fichajes como el de Griezmann por el Barcelona han tenido un tránsito tan disparatado. Desde aquella confesión pública de Guillermo Amor reconociendo conversaciones, pasando por el surrealista documental 'La Decisión', producido por una empresa de Piqué, para acabar renovando con el Atleti con un sueldo estratosférico, el sueño de la Champions en el Wanda y la realidad de una cláusula rojiblanca distinta para el invierno y para el verano, una invitación en toda la regla para marcharse. La primera bajada de pantalones de este mercado de Josep Maria Bartomeu parecía acabar con el pago, no sin las dificultades propias del que le cuesta llegar a fin de mes, de los 120 millones.
La indignación atlética. El presidente del Barcelona no midió que el Atleti está dolido, mucho más por las formas que por el fondo. Miguel Ángel Gil lleva tres cruces, que diría Mecano, en esta operación: la de la frente, que también es la que más duele; la del bolsillo, que es la que va a pelear hasta los 200 millones que cree que le corresponden por la torpeza azulgrana y la impaciencia del futbolista; y la que miente en el noticiero, que dice que Antoine va a cobrar menos de azulgrana, cuando va a cobrar lo mismo, pero de forma progresiva.
La vuelta de tuerca. Llegados a este punto, puede que el culebrón aún pueda tener algún episodio sorprendente. Falta una pieza por pegar y no es una pieza cualquiera. Neymar quiere ir al Barça y Messi quiere a Neymar por encima de cualquier otro, especialmente de Griezmann, por el que dio la cara el pasado verano, quedándose con el molde. Ya que la realidad supera a la ficción, el golpe en el guión sería que ahora el PSG pidiese como moneda de cambio a Antoine para parar el golpe de la salida del brasileño, queriendo juntar a la delantera de la selección francesa con Mbappé. Bartomeu quiere ganar la Champions antes de irse, pero el Barcelona tiene que mirar con perspectiva. Griezmann es muy bueno, pero en su plenitud no tiene el aroma de sucesor de Messi. El mejor Neymar sí puede aspirar a serlo. Ney es difícil, pero estratégico.
Leo y la mirada de los niños. Una de las imágenes de la pasada Copa América fue la de los niños brasileños, de espaldas a sus internacionales, admirados ante la proximidad de Messi. El argentino se lo ha ganado con su fútbol de seda y su comportamiento impecable durante tantos años. Uno puede entender las protestas dentro del campo con el nuevo peso del brazalete de capitán, pero Messi se equivoca seriamente cuando politiza sus palabras, cuestiona competiciones y duda de los árbitros. La maradonización de su discurso no debería ser la hoja de ruta del final de su carrera como jugador. Se trata de no olvidar la mirada de los niños…