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Madrid, Barça, la suerte y la Champions

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El camino de Messi (y, por ende, del Barça) hacia “esa copa tan linda y tan deseada” pasa hoy por Anfield, escenario con leyenda tremebunda, pero que hoy nos parece menos fiero que nunca. El Barça va con un 3-0 y en el ataque local va a faltar, además de Firmino, Salah. Y en la media, Keita, un jugador de esos por los que quizá nadie cruzaría la calle para verles jugar, pero que rinden en las tareas difíciles. En su caso, se supone que sería el ideal para frenar de principio las arrancadas de Messi, suponiendo que haya alguien ideal para eso. Por si fuera poco, el central Van Dijk está entre algodones. Jugará, pero veremos cómo.

Así que el Barça llegó a Liverpool tranquilo, a pesar de ese cuarto gol que Dembélé falló incomprensiblemente cuando fresco, casi recién salido, recibió un balón en las mejores condiciones tras una salida vertiginosa en la que Messi y Piqué dejaron su último aire. Dembélé no estará hoy, se lesionó en 25” en Vigo, donde fue uno de los pocos ‘titularizables’, perdónenme el palabro, que utilizó Valverde. Visto aquello, no es muy de lamentar. Después de darle muchas vueltas, ni él ni Coutinho tienen visos de pesar en el Barça, que tanto invirtió en ello. Quizá hubo prisas por taponar la salida de Neymar, y las prisas son malas consejeras.

El caso es que el Barça va viento en popa hacia esta Champions, infladas sus velas por un Messi sensacional, decidido a borrar sus petardazos de las últimas temporadas en los tramos altos de la Champions. No es sólo él: Ter Stegen, Piqué, Jordi Alba, Luis Suárez y alguno más están en sus máximos. Y la Veleidosa, como suele, acude presurosa en auxilio del mejor. Lo prueba esta eliminatoria con el Liverpool, con la lluvia de lesiones y aquel poste de Salah. Como el Madrid estos años atrás, en los que escapó de trampas propias de aquellas viejas películas de chinos, el Barça tiene este año el santo de cara. Ya se ve en el Metropolitano.