El baloncesto es la casa de los líos

Los privilegiados que pudimos presenciar el martes el primer partido de la final de la Eurocup salimos con una enorme sonrisa. Y no sólo por el triunfo del Valencia Basket, sino también por el ambiente de La Fonteta. Una fiesta. Pero una vez celebrada la experiencia, el baloncesto sigue con sus pulsos cainitas y sus líos infinitos. Antes, durante y después del duelo, lo más comentado en los corrillos fue esa situación creada por la ampliación de la Euroliga a 18 equipos y por su cambio de calendario, que ocupará dos semanas más. Si añadimos los torneos de la ACB y de Selecciones, el escenario se ha convertido en una maratón de partidos sin respiro enlazados durante un año. Desde el Mundial de China a los Juegos Olímpicos de Tokio, los jugadores del perfil de Llull o Claver competirán sin descanso de agosto a agosto.

"Asusta un poco", ha advertido Felipe Reyes, a la par que recuerda el aumento de lesiones. La ACB, de rebote, se ha encontrado que no le caben los playoffs tras la Final Four europea, porque no pueden echarse encima del Preolímpico. Si preguntas a Jordi Bertomeu, el problema es de la propia ACB, que está "muy dimensionada". Es sabido que la Euroliga, que también es Real Madrid, Barça y Baskonia, quiere la reducción de la Liga de 18 a 16. De momento, la ACB busca aliviar la carga con un cambio de sistema. Mientras halla la solución, la Euroliga se amplía, ya veremos si 'sobredimensionada' o no. Añadan las Ventanas FIBA, que por ahí siguen, y ya estamos todos, con cada uno tirando hacia su lado, sin pensar en la salud del jugador o en la saturación del público. El baloncesto es bello, lo vimos en Valencia. Y merece otra cosa.