Valverde y el nieto de Poulidor
Este domingo se celebra el Tour de Flandes, para muchos la mejor clásica del calendario. Muros y pavés en un cóctel espectacular. En este tipo de carreras, el conocimiento del terreno y la experiencia son ingredientes decisivos. Sin embargo, en estos días previos los ojos han estado puestos en dos debutantes, ambos antagónicos entre sí, y ambos vigentes campeones del Mundo de ruta y ciclocross: Alejandro Valverde y Mathieu van der Poel. El murciano se estrena a los 38 años, con todo ya hecho. Siempre que le vemos en un Monumento recordamos el eterno debate que gira en torno a su figura. ¿Qué habría sido de su palmarés si se hubiera dedicado más a las clásicas? Como nunca lo sabremos, y como tampoco le ha ido mal sin correrlas, lo mejor es disfrutarle como le conocemos, sin pensar en lo que pudo ser y no fue.
El otro debutante es Mathieu Van der Poel, de 24 años. Su equipo no está en el World Tour, pero sus resultados le valieron una invitación. En las apuestas luce a la altura de los mejores, tras conquistar A Través de Flandes. Con la mirada española quizá resulte raro, pero ser doble campeón mundial de ciclocross te coloca en Holanda o Bélgica entre los más grandes deportistas. Además, la especialidad es una transferencia positiva para el adoquín, como pueden refrendar otros dos favoritos: Stybar y Van Aert. O su propio padre, Adrie van der Poel, arcoíris en ciclocross y campeón en Flandes. Mathieu es hijo y nieto de ciclistas. Su abuelo es Raymond Poulidor, cuya hija Corinne prometió a su madre no casarse nunca con un ciclista, pero incumplió su palabra. De la pareja nació Mathieu, que ha salido más Van der Poel que Poulidor.