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El modelo Setién y el modelo Bordalás

El otro día, el Betis perdió ante el Leganés y Setién tuvo unas palabras desafortunadas, despreciando el modo de jugar del vencedor. Como Dios castiga sin palo ni piedra, ayer le tocó sufrir una derrota estratégica en su propio campo ante el Getafe de Bordalás, bandera de ese fútbol que Quique mira por encima del hombro. Bordalás ha hecho un Getafe fiero, que pelea cada metro y que no da a la posesión la importancia que le da Quique. Con todo, ayer desplegó un primer tiempo espléndido, que el Betis sólo equilibró cuando sacó a Joaquín y Jesé. Pero no le llegó, y el Getafe se consolida en puesto Champions, a seis puntos ya, más el ‘goal average’ particular, del Betis, que aspiraba a la plaza.

A mí me gusta el fútbol en todas sus maneras, y con todas se puede ganar y perder. Me gusta más, eso sí, el fútbol bien armado, asumiendo el peso del partido, manejando el balón, que el fútbol de esperar, dificultar y aguardar el error del rival. Añadiré que la historia, contra lo que muchos creen, demuestra que se gana más veces jugando generosamente que de la otra manera, aunque a esta última la llamen ‘resultadismo’. Pero todo es legítimo, todo es fútbol, y cada cual tiene derecho a escoger el modelo que quiera, de acuerdo a los jugadores que tiene. No todos los equipos pueden gozar de jugadores de gran estilo y calidad, y en esos casos los entrenadores tienen que apañarse. Ése es su mérito.

Que la escuela ‘estética’ desprecie a la escuela ‘espesa’ como si representase un escalafón moral inferior es lo que no me gusta. No me ha gustado en Setién, cuyo intento de jugar de esa manera valoro y aprecio, como no me han gustado algunas declaraciones de mi admirado Xavi en ese sentido. Ahora que Setién ha sufrido una voltereta (y no es la primera) ante Bordalás, ahora que vemos un Barça que resuelve partidos de una manera distinta a la de los años de Xavi e Iniesta, es buen momento para recordar que el fútbol es de todos, que cada cual merece su respeto, y que la vida te espera detrás de cualquier esquina para cobrarte una multa de la que con más tacto podrías haberte salvado.