Derbi, Copa y permanencia
El Día de Reyes nos trajo un derbi mágico en la Liga Endesa. Un duelo teóricamente desigual, entre un firme candidato al descenso y el campeón de Europa: el Estudiantes frente al Real Madrid. Pero un derbi siempre es un derbi, hay una motivación extra, sobre todo para el débil. Hacía cuatro años que el equipo colegial no le hincaba el diente a su querido enemigo, siete derrotas consecutivas... Y por fin llegó el éxtasis en el Wizink Center. El Movistar Estudiantes logró una victoria redonda, su victoria 1.000 en competiciones nacionales ante el Madrid. El Estu recuperó su espíritu histórico, mordía por cada pelota. Al revés que los de Pablo Laso, que pueden permitirse perder algún partido, ya dieron oxígeno en su momento al Breogán. Su reino es de otro mundo, esta misma semana disputan doble jornada de Euroliga.
Para el Estudiantes, sin embargo, cada derrota supone una tragedia. No sólo se jugaba el honor, que en un derbi ya es mucho, porque tiene otros dos frentes abiertos más importantes. Uno de ellos es dramático: la permanencia. Los colegiales ya han descendido dos veces a la LEB en los últimos años, pero pudo mantener su plaza ACB en los despachos. Eso ahora ha cambiado: desde la pasada temporada, si bajas, bajas. Paralelamente, el Estu necesita clasificarse por delante del Fuenlabrada para poder jugar la Copa del Rey de Madrid como anfitrión. El corte se hace al final de la primera vuelta y quedan dos jornadas. Cuando empezó este domingo, los de Berrocal estaban en plaza de descenso y fuera de la Copa. Su heroica victoria, más la derrota del Fuenla, les ha metido dentro. Derbi, Copa y permanencia. Un bonito regalo de Reyes.