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LIGA ENDESA | 12ª JORNADA

Repaso histórico del Breogán a un Madrid desconocido

El Cafés Candelas llegó a ganar por 26 puntos (73-47) en el inicio del último cuarto. Los blancos jugaron uno de sus peores partidos en la era Laso.

El pívot Gerun, del Breogán, encara la defensa de Thompkins.
El pívot Gerun, del Breogán, encara la defensa de Thompkins.Eliseo TrigoEFE

Segundo contra colista y… repaso histórico del Cafés Candelas Breogán. Hay silogismos que llevan a engaño, nos queda claro. El equipo lucense jugó de tú a tú de salida al campeón de Europa, alcanzó el descanso once arriba (45-34) y vapuleó a su rival en el tercer cuarto y en el inicio del último. ¡Mandaba por 26 (73-47) a falta de 8:50! Para entender mejor la dimensión de ese marcador, toca tirar de datos históricos: la mayor derrota de siempre del Madrid en la Liga fue por 32 puntos en 1965 frente al Picadero, y la más abultada con el actual sistema de fase regular llegó a 24 (Estudiantes, 2005).

El Madrid reaccionó (80-69, a 2:05), pero ya era tarde, muy tarde. Tercer triunfo de la temporada del Breogán (antes había superado al Obradoiro y al Estudiantes), fin a una racha de cinco derrotas consecutivas y primer éxito ante el Real en más de 15 años. El resultado final, pese a ser más amable (84-71), no evitó el sonrojo visitante. Asistimos a la gran campanada de lo que va de curso, y no solo por el tanteo, sino por cómo se produjo.

Los blancos ofrecieron una de sus peores imágenes de la era Laso. Un meneo de esta índole no se explica solo a base de buen juego y de acierto, aunque la puntería local resultase fundamental, sino que hubo también falta de intensidad en el pez grande, de actitud, una carencia provocada quizá por una confianza excesiva en sus propias fuerzas después de tantas remontadas previas culminadas con éxito. “Lo mejor es que no hubo lesiones”, debió pensar Laso. Y algunos detalles de Prepelic, se puede añadir. Kuzmic, dado de alta para esta jornada tras cinco semanas ausente, apenas estuvo en pista 37 segundos. Las aguas bajaban revueltas y el técnico optó por poner a Tavares y Thompkins. Más de 61 minutos entre los dos.

Esta vez Llull (se picó al final con Sergi Vidal y luego lo aclararon) y Carroll naufragaron en su intento de armar la reacción y a su equipo le abrazó la desconfianza, una sensación de desamparo. Faltaban Campazzo, que se había quedado en Madrid para descansar antes de la doble jornada europea, y Rudy (enfermo), y faltaban Ayón y Randolph, no inscritos ahora en la Liga. El base argentino es vital en el actual Madrid, se puede discutir incluso si es la pieza más imprescindible del engranaje. Las ausencias explican cosas, aunque no justifican una derrota así.

Espíritu colectivo y determinación

En el vencedor de la tarde vimos espíritu colectivo y fuerte mentalidad, pese a las lesiones, en un grupo bien dirigido y al que la soga del descenso llevaba ya unas semanas marcándole el cuello. Creer que era posible le dio seguridad y el acierto en el lanzamiento respaldó su gran baloncesto. A excepción de Redivo, que no tuvo serenidad cara al aro, Cvetkovic, Salva Arco, Christian Díaz, Lofberg, Sergi Vidal (en el perímetro) y Jordan, Brown e incluso Belemene (interiores) lo bordaron.

En el arranque del último acto, el Breogán llevaba 11 de 21 en triples y el Madrid 1 de 16. La única diana la había metido Carroll y porque le empujaron, lo que esta vez pareció ayudarle. Luego falló el tiro libre adicional. Hay días en los que unos creen volar y otros no se reconocen. Cuando eso ocurre, todo es posible. Éxito de prestigio, Lugo lo celebra.