El nuevo Alonso madruga en 2019

El viejo 2018 acelera hacia la meta. Los motores ya dejaron de rugir en noviembre, pero en estos últimos coletazos del año recordamos que la noticia de la temporada apuntaba a una despedida. Cuando tomemos las uvas, cuando brindemos por el 2019, habremos llegado al Año I después de Fernando Alonso en la Fórmula 1. Estamos ante un adiós que suena más a un hasta luego, o al menos eso quiere pensar el aficionado español, al que este cierre no ha dejado buen sabor de boca. Alonso se va porque en los últimos cuatro años se ha visto incapaz de pujar por la victoria, ni siquiera por el podio, cuando su palmarés y su calidad le sitúan a la altura de ese trono que últimamente dominaron Hamilton y Vettel. El bicampeón mundial abandona la F1, pero no se retira del automovilismo. Tardaremos poco en verle al volante.

Alonso madrugará para viajar el 2 de enero a Daytona, donde se celebran los test de las 24 Horas del 4 al 6. Su regalo de Reyes. Ya estuvo allí el año pasado, pero esta vez regresa con un coche mejor y no las utilizará como un trampolín hacia el Mundial de Resistencia, sino como un objetivo en sí mismo. La nueva vida de Alonso empezará así bien pronto. Realmente es una vida que ya ha probado, porque en 2018 compitió en el WEC y en 2017 lo hizo en la Indy 500. La diferencia es que ya no la alternará con la F1. Será raro no verle el 17 de marzo bajo la bandera de Melbourne. Quizá regrese en el futuro. Aunque para entonces sería bueno que la Fórmula 1 progresara hacia una competición más igualada y emocionante. En la última campaña bajó su media de espectadores, mientras que MotoGP la aumentó. Por algo será.