El Barça cada vez se parece más a una comida de Navidad

Berrinche de sobremesa. El Barcelona y su entorno viene a ser lo más parecido a la sobremesa de una comida/cena de Navidad. Todo el mundo se sienta en la mesa compartiendo cariño a un ideal y con las mejores intenciones, pero a la mínima que se alarga el encuentro aparecen las diferencias. Mínimas bajo un punto de vista alejado y objetivo, pero que en el fragor del entusiasmo acaban en posiciones demasiado encontradas y con algún berrinche. Luego se les pasa, pero la sensación de que se ha rozado la tragedia por alguna cuestión realmente banal permanece.

Cantera y demagogia. Es lo que sucede en la cuestión sempieterna del debate sobre la cantera que se ha reavivado esta Navidad como arma de destrucción masiva con el fichaje del colombiano Jeison Murillo para cubrir la precaria salud de Umtiti y Vermaelen que deja al descubierto a Piqué y Lenglet en detrimento de los centrales del filial Chumi, Mingueza y Cuenca. Como un cuñado cansado de tanta discusión bizantina, se salió Ernesto Valverde de la vereda de su discurso políticamente correcto y sin estridencias para reclamar que "se deje de hacer demagogia" con la cantera y añadir que "llega Murillo porque si llegamos a tener cien millones, llegaría otro". Unas palabras poco habituales en él. Y allí los deseos de paz y amor ya saltaron por los aires, ya la teníamos liada.

Ofendidos y defensores. En el fragor de la discusión se han escrito artículos defendiendo la postura del técnico ante otros que se han sentido más que ofendidos por su gestión y sus palabras. Ante la sequía navideña de noticias, las tertulias se han extrapolado en posiciones dignas de una discusión que ha perdido el control.

Demasiado largo. Pero si ampliamos el foco veremos que no hay para tanto lío y que probablemente los que reclaman que los tres chavales del filial azulgrana han sido ultrajados por el fichaje del valencianista pondrían también el grito en el cielo si en un partido decisivo de Champions League el Barça tuviera que ir jugarse las habichuelas a, por ejemplo Anfield ante el Liverpool de Mohamed Salah, Mane y Firmino, con Lenglet y Mingueza como únicos centrales. Por otra parte, lo de la demagogia es una manera de hablar, puede que poco afortunada, por parte de un técnico al que los debates, como las sobremesas de navidad empiezan a hacérsele ya demasiado largas y repetitivas.

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