La Vuelta vuelve a los Puertos

Durante años, la etapa de Guadarrama se celebraba en la Vuelta a España bajo un sonoro altavoz, pero con pocas consecuencias, mitificada por aquella cabalgada de Pedro Delgado y Pepe Recio que tumbó a Robert Millar en 1985. Cuatro años después, el propio Perico estuvo a punto de probar su propia medicina ante Fabio Parra. La fórmula se repitió con frecuencia, inspirada en la extinta Vuelta a los Puertos, un clásico nacido en 1920 con un palmarés ilustre: Berrendero, Ruiz, Bahamontes, Delgado, Indurain… Pero solía ser víspera de mucho y día de nada. Luego se aplicaron otras recetas sin continuidad: Abantos, la Bola del Mundo… Hasta que a Javier Guillén se le ocurrió alejar la etapa del sábado: Angliru, Aitana, Andorra… Los traslados no gustan, pero el domingo sólo hay fiesta. La cosa funcionó.

La tendencia se interrumpió en 2015 para volver a lo de antes. ¡Otra vez Guadarrama! Y por arte de esa varita que parece esgrimir Guillén, la jornada fue un espectáculo colosal. El Astana de Fabio Aru lanzó una ofensiva que dejó sin Vuelta, y sin podio, a Tom Dumoulin. Aquella fue la primera vez que el holandés se acercó al triunfo en una grande y desde entonces ha ganado el Giro y ha subido al podio del Tour. La Sierra de Guadarrama regresará en el recorrido de 2019. No será la etapa decisiva del sábado, reservada para un novedoso trazado por Gredos, pero puede tener su incidencia en la general, porque todo apunta a que se replicará el trazado de 2015, con Navacerrada, dos pasos por la Morcuera y Cotos. Si entonces deslumbró, ahora también puede hacerlo. Dependerá, como casi siempre, de los ciclistas.