El premio a un equipo de leyenda

La Selección española de baloncesto está viviendo un ciclo tan extraordinario que hasta lo que en realidad fue su único año malo de la última década, 2011 (novena en el Eurobasket de Polonia), supuso en realidad un bendito tropiezo que, pura serendipia, abrió la puerta a la era Lucas Mondelo: seis medallas en seis años maravillosos (2013-18) que han convertido a España en la gran selección del baloncesto europeo de ahora... y una de las mejores de siempre. Y uno de los mascarones de proa del deporte femenino español, una productora inagotable de proezas y momentos, la verdadera mística de un equipo de leyenda: en las victorias, como con la canasta milagrosa de Anna Cruz en cuartos de Río, y en las derrotas, como la batalla con la gigante australiana Liz Cambage en el pasado Mundial de Tenerife.

Todo eso, trofeos en la vitrina y recuerdos en la memoria, es este equipo que tiende puentes entre épocas con dieciocho debutantes con Mondelo, la última una Paula Ginzo que nació (tiene 20 años) cuando ya era profesional Laia Palau (39), un mito que ha participado 11 de las 13 grandes medallas de España, ahora campeona de Europa, subcampeona olímpica y bronce Mundial. Una superpotencia que es también superfactoría: seis sub-23 en la última Ventana, el legado de un excelente trabajo federativo que tendrá continuación en el Eurobasket 2019, donde España será el rival a batir y un equipo con todas las letras que, gane o pierda, dejará historias que recordar. Pero lo más importante, lo verdaderamente significativo, es que todo eso dejó de ser noticia hace tiempo. Enhorabuena, campeonas.

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