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El pozo sin fondo del Real Madrid

Siempre nos habían contado que el CSKA de Moscú era el equipo más poderoso de Europa, el de mayor presupuesto, pero ahora hemos sabido que en la temporada 2017-18 no ha sido así, que el Real Madrid ha superado esas cifras con 44,37 millones de euros por 36,73 de los rusos. Bien es cierto que el rublo se ha devaluado y que las condiciones fiscales permiten que un jugador gane más allí, pero los números absolutos son los que son. De ese presupuesto, los salarios y las gratificaciones cubren un 75,7%, lo que nos conduce a una primera conclusión. Si quieres ser competitivo en la Euroliga, tienes que invertir en una plantilla a la altura, en número de integrantes y en calidad. Pero esa no es la conclusión que más sorprende, sino la nula rentabilidad económica de los éxitos deportivos en una campaña brillante.

El Real Madrid ganó la temporada pasada la Euroliga, que es la joya de la corona, y la Liga Endesa. Sólo se le escapó la Copa del Rey ante el Barcelona. A pesar de cubrir los máximos objetivos, con buenos resultados en la cancha y con espectáculo en el juego, terminó el curso con unas pérdidas de 29 millones, que son igual de récord que el presupuesto. Los ingresos se quedaron en 15,5 millones, divididos entre patrocinio (6,9), abonos y taquilla (4,8), competiciones internacionales (1,9) y televisión (1,8). ¿De dónde salió el resto? Evidentemente, del fútbol. El baloncesto del Madrid y el Barcelona depende de sus dos grandes clubes, que son su tabla de supervivencia. Si conviene mantenerlo es por una cuestión de apoyo social y de imagen. No produce más rentabilidad que esa. Al contrario, es un pozo sin fondo.