COPA DEL REY | REAL MADRID 90-BARCELONA 92
El 'efecto Pesic' levanta al Barça en un final polémico
El Barcelona vuelve a ganar un título tres años después. El Madrid anota 38 puntos en el último cuarto y casi remonta 17. Falta final a Taylor no pitada.Efes - Barcelona: Playoffs Euroliga 2019
El efecto Pesic ha obrado una de las mayores metamorfosis que se recuerdan en el baloncesto español. Cogió un equipo que iba de cabeza a los leones y lo ha convertido en campeón de Copa una semana después. Intensidad defensiva y concentración por encima de todas las cosas y conceptos claros y sencillos en ataque, con Tomic renacido y Heurtel de MVP del torneo, aunque el mejor de la final fue Pau Ribas (21 puntos y 24 de valoración). La Copa de Pau, como hace 17 años, aunque entonces el primer apellido era Gasol.
El Barcelona vuelve a tener algo que celebrar tres años después (Supercopa 2015). Primer torneo del KO desde 2013 y 24º de su palmarés. Ganó raro, eso sí. Arrasó durante tres cuartos y medio y pasó las de Caín en el último, donde casi dilapida 17 puntos de ventaja. Y ganó con polémica, mucha, por la acción final. Manotazo a Taylor en el aire a décimas de la bocina que le hubiera mandado a la línea para intentar forzar la prórroga. Fue personal, no la señalaron. Navarro pudo así alzar su séptima Copa en su Clásico cien. Salió luego a ofrecerla a la grada.
Después del espectacular arranque de la Copa, el inicio de la final nos dejó fríos (el desenlace ya nos calentaría). Había tensión, pero no ritmo. Duelo trabado, el Real anotó diez de sus primeros 16 puntos desde la línea de tiros libres (ocho Doncic). Férreo control atrás para que nadie volara libre. Tomic se trabajaba con éxito el cara a cara con Tavares y Rudy pisaba cancha con un robo y un mate. Muy bien Pau Ribas en el relevo a Heurtel (14-13), aunque en ese instante Pesic decidió respaldarle con Navarro y Koponen en las alas. Una brecha en el muro defensivo que el Madrid aprovechó: 21-13 y Rudy volando hacia otro mate que Hanga interceptó en el aire, del posible +10 blanco a solo un +6 y triple de Oriola para abrir el segundo cuarto.
El 'efecto Pesic' levanta al Barça en un final polémico
La vuelta de Ayón
El técnico serbio ya había rectificado devolviendo a Hanga a la pista, la retaguardia volvía a ser granítica. Empujó al rival a un bache terrible, lo condenó a avanzar pisando huevos, a punto por minuto hasta un parcial de 8-22 (29-35). Ni Tavares ni Reyes, así que Laso optó por la opción de urgencia: Ayón a escenas tres meses y medio después. Tomic mandaba y más aún Ribas, catalizador de todo.
Las sensaciones madridistas eran malas. Lo mejor, el resultado hasta que el Barça descerrajó un 1-16 en cuatro minutos. Ahora todo casaba, percepción y marcador: 35-51 y poco después 40-58. El Madrid ya había desbarrancado, así que tenía cuarto y medio exacto para remontar 18 puntos. Y a ello se puso.
La reacción sin premio
La apuesta para un imposible, un quinteto de cuatro bajitos y Thompkins, sobre todo, de pívot y variantes defensivas con presión en toda la pista. Forzó al Barça a perder doce balones, doce más (21 en total), aunque este se mantenía fino en el lanzamiento. Esfuerzo titánico para ir descontando como una hormiguita. Ya al inicio del último acto la renta era aún de 17 (54-71). ¡De 17!
Entonces Carroll se echó a lomos al equipo entero y arrastró a sus compañeros, había que volver a subir a la cima desde donde habían rodado. Era tan utópico que casi lo logran. A menos de tres minutos bajaron de la barrera de los diez (Doncic había salido y se sentó de nuevo) y Thompkins dio el último empujón: quinto triple personal sin fallo y 38 puntos de los suyos en el cuarto, una proeza a este nivel (90-92).
Quedaban diez segundos y Oriola erró los dos tiros libres, los dos. Doncic atrapó el rechace, pasó a Thompkins que dudó (era el hombre) y este se la dio a Causeur en la esquina. El francés amagó y ejecutó mal de tres, pero Taylor iba como un poseso al rebote y Claver le desplazó. Hubo falta en el aire a décimas del final, no la pitaron. Ganó el Barça, otra vez en pie agarrado al efecto Pesic. "La estrella soy yo", decía en la previa. Una semana, cuatros partidos y un título. Ese es su bagaje.