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El desatinado casting de la ACB

Nueve meses después de que Francisco Roca anunciara su dimisión y seis desde que se hiciera efectiva, la ACB continúa sin presidente. Este martes parecía el día señalado, pero el cargo sigue gafado. Los acontecimientos dieron un giro inesperado cuando uno de los tres seleccionados, Juan Francisco García, expresidente del Estudiantes, fue detenido esa misma mañana por la UCO dentro de una operación contra una trama corrupta acaudillada por Eduardo Zaplana. García, exjefe de gabinete de Zaplana en la Generalitat Valenciana, se dirigía a la asamblea de clubes. Lo que le faltaba ya a la ACB. Su candidatura, obviamente, se eliminó. En ese enrarecido ambiente tampoco se logró el consenso necesario. Javier Imbroda ganó la votación a Miguel Juane, pero no fue ratificado con la mayoría de tres cuartos (14 votos de 18).

Así que vuelta a empezar. No se puede decir que la ACB tenga mucho tino en el casting de sus aspirantes. Ya inicialmente había circulado el nombre de Jordi Villacampa, que venía de lidiar un deficitario toro en el Joventut, aunque no llegó a entrar en las quinielas finales. Más cerca estuvo Chus Bueno. También se contactó con Ana Muñoz. Hay demasiada división en la ACB para que alguien convenza a todos. Recuerden que hace un año, cuatro clubes de la Euroliga abandonaron la asamblea. La brecha permanece. Los candidatos de los grandes no seducen a los chicos. Y viceversa. Sólo ha habido acuerdo para designar al director general, José Miguel Calleja, un auditor que ha tomado las riendas económicas y que cada vez tiene más fuerza dentro de una ACB que escribió otro capítulo del cuento de nunca acabar.