Cuando el negocio no es la pelota

Ocurrió lo que tenía que ocurrir a pesar de las muchas ganas y mayor necesidad que tenían los isleños por ganar para intentar seguir soñando con lo que parece un imposible, la salvación de categoría. Empezaron con bravura y algo de profundidad los de Paco Jémez en el arranque, hasta que el Madrid decidió correr un poco para adelantarse y empezar a encarrilar un victoria de las más fáciles que se le recuerdan. Y todo con la mayoría de sus estrellas en la capital para resguardarlas de lo verdaderamente importante, el partido de este martes ante la Juventus. Un penalti tan tonto como innecesario del delantero Calleri puso las cosas más fáciles, como otra pena máxima cuando menos discutible de Ximo a Bale, que pusieron el 0-3. Y no fueron más porque Chichizola evitó, con sus paradas, una manita.

Con esta derrota Las Palmas tiene pie y medio, por ser generoso, en Segunda. Solo un milagro le dejaría por cuarta temporada consecutiva en la élite del fútbol español, pero lo que mal empieza mal acaba. Una pésima planificación deportiva en materia de fichajes y entrenadores tienen este desenlace. Se veía venir y solo un desastre del Levante y un giro radical de los isleños, que tienen nulos recursos futbolísticos, propiciarán un milagro. Eso lo pensamos los que somos muy amarillos, pero la realidad es que esto solo ocurre en las películas. Estaremos en la división de plata por haber opositado como nadie para ello. Es lo que tiene el fútbol moderno, ese que busca un gran beneficio para los máximos accionistas de la S.A.D. siendo secundaria la pelota. Por eso bajaremos, entre otras tantas cosas…

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