Valverde, Flandes y el Tour

Las bicicletas ruedan estos días por el apasionante mundo del pavés, donde España siempre pintó poco, salvo honorables excepciones como Poblet, Flecha y Freire. La tradición y el gusto españoles apuntan más a las vueltas y, si acaso, a otras clásicas como las valonas, donde Valverde es el amo. Pero mira tú que el Tour de Francia, en su afán de variar su trazado, ha diseñado una tremenda jornada de pavés: la novena etapa, el 15 de julio, tendrá 21,7 kilómetros de adoquín repartidos en 15 sectores. Eso ha provocado que los equipos con aspirantes a París hayan incluido carreras empedradas en el programa de sus líderes, para probar sensaciones y materiales. El viernes, Landa estuvo en la E3 Harelbeke. Hoy, Bardet, Quintana y Valverde, en A Través de Flandes. Y el domingo, Nibali saldrá en el Tour de Flandes.

El caso de Valverde merece una mención especial, porque no se ha conformado con estar, sino que este miércoles pujó por la victoria. Se le escapó el arreón decisivo, pero hasta entonces dio leña como el que más. Ahora medita apuntarse a De Ronde, una clásica que la afición adivina en sus piernas, pero que siempre descartó para no comprometer otros objetivos. Para un clasicómano, mucho más si es belga, Flandes es un objetivo en sí mismo, pero Valverde es de Murcia y siempre prefirió las vueltas. Allí se encontraría con Nibali, que ya marcó diferencias sobre el pavés en el Tour que ganó en 2014. La posible presencia de ambos ha abierto un debate: ¿Podrían ganar De Ronde? Boonen, el rey del adoquín, ha dicho lo siguiente: “Si Nibali y Valverde se centran en Flandes, los demás tienen un problema”. Se nos hace la boca agua.