Batillas para toda la vida

Fui uno de los afortunados que pudimos vivir en primera persona la edición inaugural de la GAES Pilgrim Race, una competición que conjuga los valores deportivos con el Camino de Santiago. Y si digo que fui afortunado, es porque disfruté de la experiencia como creo que todos y cada uno de los que componíamos el pelotón de un centenar largo de bikers.

Unir Madrid y Santiago en una competición, compartiendo ruta con miles de peregrinos, es una gran idea que recomiendo a todos los amantes del mountain bike. Además, cobijados por una gran organización que nos dejó muy buen sabor de boca a los pioneros de la edición 2017 por el alto nivel de atención: en la ruta, los avituallamientos, los campamentos y la manutención.

Es difícil explicar la sensación que produce la llegada a la plaza del Obradoiro tras una semana dando pedales por la variopinta geografía nacional. Después de cruzar la Sierra de Madrid, atravesar los campos de Castilla, adentrarnos a Galicia por ese maravilloso paraje de Las Médulas, seguir la senda del Sil y finalmente llegar a Santiago, al abrirse en el horizonte la mágica plaza de la Catedral, punto final de tantos y tantos peregrinajes, llega la explosión de júbilo. Por culminar la aventura, y por llegar a la meta marcada. Atrás queda una semana llena de esfuerzo, pero sobre todo llena de buenos recuerdos, de compañerismo y de batallitas que perduran para toda la vida. Una experiencia totalmente recomendable para cualquier ciclista en un estado de forma aceptable. No hace falta ser un profesional.

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