La educación salva vidas
El accidente de los hermanos Otxoa, en 2001, puso de actualidad unas estadísticas trágicas: cada tres días moría un ciclista en las carreteras españolas, más de cien al año. Hoy, esos números se han reducido considerablemente: 67 fallecidos en 2016. No hace tanto entrevisté a Manuel Quinziato, un corredor profesional italiano que vive en Madrid, que nos relevó que “los conductores españoles son los más respetuosos de Europa”. La seguridad vial del ciclista ha mejorado en los últimos tiempos, gracias a la labor de gente como la que este lunes participó en el Desayuno de As: Carlos Sastre, López Cerrón (RFEC), Javier Villalba (DGT), Alfonso Triviño (ACP) y Javier Guillén (Unipublic). Cada uno suma, en mayor o menor medida. Lo importante es sumar. Eso sí: mientras que siga habiendo víctimas, nunca será suficiente.
Entre las razones de esos progresos se citó la aprobación de la circulación en paralelo, el carnet por puntos, el carácter reivindicativo del ciudadano español... También se apuntó que el incremento de practicantes aumenta la seguridad, porque el conductor se acostumbra a convivir con ciclistas. Seguramente la clave esté ahí: en la convivencia. Una cuestión cultural, de respeto y educación. Quiero subrayar esta última palabra, la educación, porque se repitió mucho en la mesa. Sería importante comenzar esa concienciación en las aulas, como ya hace Sastre con su escuela, y la ACP y Unipublic con la Vuelta Junior... Todo suma. Algunos de esos niños serán algún día ciclistas, pero muchos más se convertirán en conductores. Aclaremos su camino. Se trata de compartir un espacio, no de disputarlo. Con naturalidad.