Ciclismo | Se cumplen dos años del accidente
López Gil: "Yo pude morir con los Otxoa"
El nuevo profesional de ibanesto acompañaba en su entrenamiento a los gemelos el día del fatal accidente.
Hoy se cumplen dos años del trágico accidente de los hermanos Otxoa, que costó la vida a Ricardo y graves lesiones físicas y cerebrales a su hermano Javier, de las que no ha podido recuperarse totalmente. Aquel 15 de febrero de 2001 un corredor amateur malagueño acompañaba a los gemelos Otxoa en el entrenamiento, pero los dejó antes de que sucediera ese accidente en Cártama (Málaga). Ese ciclista era José Antonio López Gil, quien esta temporada debuta como profesional en las filas del ibanesto.
"Le he dado muchas vueltas a la cabeza a aquel accidente", recuerda López Gil. "No he podido dejar de pensar que yo también podía haber muerto aquel día, pero sobre todo, que igual no habría sucedido el accidente si yo hubiera ido ellos".
Los Otxoa, que vivieron un tiempo en Málaga y solían acudir allí en los inviernos a entrenarse y estar cerca de sus respectivas novias, ambas malagueñas. En sus salidas se encontraron muchas veces con López Gil y terminaron citándose para salir juntos en ocasiones.
"El día anterior era el Día de los Enamorados. Salí a cenar con mi novia y me acosté bastante tarde. A la mañana siguiente me notaba cansado y por eso dejé antes el entrenamiento. Ellos querían dar una vuelta larga, hacia Ojén, y yo decidí irme hacia casa antes de llegar a Marbella. Si hubiera seguido rodando con los Otxoa lo mismo hubiéramos ido un poco más lento, o habríamos tomado otra carretera, o hecho una parada, o quizás el conductor nos hubiera visto al ser tres ciclistas. Infinidad de cosas podrían haber variado ese triste destino. Fue una pena. Los Otxoa eran muy buena gente. Trabé con ellos una buena amistad, no sólo por el ciclismo. También quedábamos para salir juntos con nuestras novias".