Opuestos en el césped y en la oficina

Entre Celta y Espanyol hay seis puntos (que hoy podrían ampliarse o reducirse), pero otras diferencias relevantes. Una de ellas es la política de refuerzos de los dos últimos años. Ahí va una muestra celeste: Maxi Gómez (21 años), Lobotka (23 años), Wass (28), Emre (20), Sisto (23) y Radoja (25). Y por el lado perico: Jurado (31), Granero (30), Piatti (28), Naldo (29) y Darder (25). Tres temporadas atrás, la mayoría de aficionados reconocería mucho antes a los jugadores que ha fichado el Espanyol que a los del Celta. Futbolistas contrastados, de garantías, con experiencia en LaLiga e incluso en competiciones europeas. Pocos, en cambio, hubiesen reconocido a los refuerzos del equipo gallego, incluso el común de los futboleros creería que le estaban hablando de algún grupo de rock nórdico.

No es una cuestión de rendimiento, pues el Piatti del curso pasado fue una garantía, como lo puede ser el Darder del futuro o los chispazos de Jurado, Granero o Naldo. La cuestión es más de filosofía y de rebeldía, esa palabra que se asocia tanto al Espanyol pero que no impregna todos los ámbitos. Para crecer se necesitan jugadores que aún no hayan crecido pero que tengas todas los condicionantes para hacerlo. Es la mejor manera de invertir. Lo que ha ocurrido con Hermoso no puede ser una excepción, de la misma manera que los mejores refuerzos de la plantilla han provenido de Sant Adrià: David López, Gerard y Aarón. La diferencia está en buscarlos en otros equipos y anticiparse, como hace el Celta. Hoy se miden ambos modelos, bastante opuestos, tanto en el césped como en los despachos.

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