Cinco cambios en cinco meses de la mano de Valverde

Los refuerzos. Los cinco primeros meses de competición, que culminaron con la victoria en el Bernabéu en la víspera de Nochebuena, permiten al Barcelona afrontar con mucha mayor tranquilidad el mercado de invierno. Después de la Supercopa de agosto y de la lesión de Dembélé parecía que la llegada de Coutinho en enero marcaría el futuro del club. Ahora se ha demostrado que no es así. Otra cosa es que sea una incorporación estratégica para el club, que puede jugar con la opción de Arthur (e incluso se llegó a plantear la de Özil). Otra cosa es la cuestión del central si se confirmara la marcha de Mascherano. Pero aún así, la recuperación para la causa de Vermaelen después de tres años de infortunio ayuda a ver el paisaje con otra visión.

Iniesta. Empezó la temporada sin saber si iba a continuar en el club. Incluso se las tuvo con el presidente a causa de un malentendido en el proceso de renovación. Se ha ido de vacaciones de Navidad renovado de por vida y volviéndose a sentir importante. Ha sido titular siempre que ha estado listo aceptando que le sustituyan. El resultado ha sido magnífico.

Messi. Ha cambiado poco para felicidad del barcelonismo. Sigue siendo el mejor jugador del mundo por encima de premios puntuales. Su influencia en el juego es devastadora tanto en la fase de creación como en la de finalización. Pero lo que ha cambiado es su capacidad para aceptar suplencias. Ante la Juventus se ejemplificó la nueva relación con su técnico. Aceptó quedarse de salida en el banquillo.

Paz social. Empezó el Barça la temporada con una secretaría técnica discutida, una masa social en shock por la marcha de Neymar y la gestión que se hizo del caso y con una nueva moción de censura amenazando a la directiva. Gracias a la tranquilidad de Valverde y al trabajo del equipo el temporal se ha ido aclarando hasta el punto de que Bartomeu tuvo una de las asambleas más plácidas que se le recuerdan a pesar incluso del momento político que sacudió el país.

Fichajes. Llegaron, especialmente Paulinho, bajo la lupa y como sospechoso. A día de hoy, el brasileño es adorado y determinante. De Dembélé, que reaparecerá en enero sólo se espera que mejore un equipo que ha cogido la velocidad de crucero en Liga y en Champions sin ninguna presión añadida.

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