Hay que ajustar el retrovisor

El Girona le dio una lección al Espanyol de cómo se deben afrontar los partidos. El conjunto gerundense le dio un baño táctico y de juego a un conjunto blanquiazul que persiguió sombras por momentos y que se llevó una sonora pitada por parte de su afición y gritos de dimisión. Se acabó la paciencia. Si el objetivo era rebelarse ante un Girona que viene a comerse la parte de pastel que está destinada en Cataluña para el Espanyol se fracasó. Es más, ya pueden ajustar el retrovisor porque el Girona no solo tiene una distancia ocho puntos respecto al descenso, sino que está a solo uno de Europa.

Un sentimiento puede recorrer el cuerpo de la afición blanquiazul, pero más allá de la situación de ambos clubes hay que mirar el fútbol. Machín ha programado a su equipo como una máquina perfecta y pese a las bajas (jugó sin sus tres centrales titulares) carbura a la perfección. Sus jugadores quizás no tienen experiencia en la categoría, pero tienen ese ADN que se les debe pedir a aquellos que integran los equipos sufridores: valentía y esfuerzo. En Cornellà-El Prat se presentó un Girona rebelde y que tiene ganas de protagonismo. La historia está del lado del Espanyol, pero ahora que compiten de tú a tú veremos qué les tiene preparado el futuro. Pero será el balón el que decida y no entiende de historia. Sí de fútbol. Y el Girona sí fue de Primera.