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El Madrid y las lesiones: un desierto que siempre tiene fin

No hay paz para Pablo Laso. El Real Madrid lleva tan solo 16 partidos este curso y las lesiones han golpeado duramente al equipo blanco. Son muchas, escalonadas, prolongadas y centradas en los pívots. El ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha de Llull abrió las puertas de una enfermería que ahora comparte con Kuzmic, Ayón y Anthony Randolph. El primero estará fuera toda la temporada; el mexicano, unos cuatro meses y el ala-pívot, pendiente de evolución, aunque pinta a un mes fuera tras volver hace apenas cinco encuentros. Tres gigantes con la rodilla en el suelo.

Contratiempos que Laso supo solucionar de arranque con el colectivo como fuerza de choque, pero las diversas mezclas al final colapsaron y el Madrid suma tres derrotas seguidas en Euroliga y cuatro en los cinco últimos partidos. Cansancio y enemigos de mayor entidad como nuevos obstáculos en el pedregoso camino. El asalto del Barcelona al WiZink fue dolorosa para el aficionado blanco y la paliza del Baskonia una bofetada en todo reglar: nunca antes el entrenador vitoriano había sucumbido por tanta diferencia desde que dirige el banquillo madridista.

Y aunque a perro flaco todo son pulgas, el escenario debe medirse con perspectiva y tranquilidad. Este Madrid ha tenido que cruzar más de un desierto en cada una de las seis campañas de la era Laso y el resultado final siempre ha sido sobresaliente al salir de él: 13 títulos tras disputar 18 finales de 25 posibles. Nada mal para un grupo de jugadores experimentados que saben que noviembre es tan solo el principio del camino, que el final es mayo-junio. Y ahí el arsenal estará cargado de nuevo con la magia de Llull, la potencia del Titán, la calidad de todo un oro en el Eurobasket, un integrado Tavares y, sobre todo, Doncic. Es duro caer, sin embargo, la paciencia envuelve a los campeones y este Madrid de Laso lo es. Esto no ha hecho nada más que empezar. Paciencia.