NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Esos dos penaltis de Sergio Ramos...

Andamos tan sobrados que ya hasta sabe mal un 3-3 en San Petersburgo ante Rusia. Y se entiende, porque fue un partido feíllo, aunque habrá que admitirlo como algo natural, dado lo que hay. Y lo que hay es que una vez clasificadísimos (mientras vemos cómo Italia se queda fuera) y tras golear a Costa Rica, este partido no ponía mucho a nadie. Lopetegui trató de sacudir el ambiente con ciertos alborotos en la alineación, ya de salida y con los cambios, y hasta en el sistema, que fue evolucionando durante el partido, en una especie de ejercicio de geometría variable. Días así sirven para probar cosas raras, dado que el equipo ya está hecho.

La noticia de la noche fueron los dos goles de penalti transformados por el cada día más popular Sergio Ramos. No es normal que a nadie le piten dos penaltis fuera de casa. Que eso nos ocurra supone que ya se nos mira en serio, y más si son como los de ayer. Muchos se extrañaron de que los tirara Sergio Ramos. Cargan sobre él el recuerdo de aquel del Bayern en la tanda y el de Croacia, de consecuencias desdichadas, pero nada le resta atrevimiento. Ya se vio con el ‘panenkazo’ en la tanda ante Portugal. Su promedio (5 metidos y 2 fallados en partido, 2 y 1 en tandas, salvo error u omisión, o sea, 7-3 en total) no destaca ni por bueno ni por malo.

Mientras, se va completando la relación de mundialistas. Dinamarca se metió ayer, goleando 1-5 en Irlanda. En las próximas horas se sabrán los dos últimos, que saldrán del Australia-Honduras y el Perú-Nueva Zelanda. Mientras, sigue viva la convulsión por la ausencia de Italia, ese clásico que no faltaba desde el 58. Como decía Maldini (el nuestro) al final de la transmisión, dando por sentado que el uso de razón futbolística llega a los diez años, nadie que tenga menos de setenta sabe lo que es un Mundial sin Italia. Allí todo es llanto y crujir de dientes. No quisiera estar en la piel de Ventura. No imagino dónde podrá esconderse para escapar de esto.