RAÚL ROMOJARO

Mir, un campeón con futuro

Me atrevo a apuntar que el mallorquín, recién coronado en Moto3, es uno de los campeones más solventes que se han visto en los últimos años.

Obviamente, no todos los campeones del mundo son iguales. Por supuesto que cada uno de ellos es acreedor de la máxima admiración y reconocimiento, jamás resulta sencillo alcanzar semejante excelencia en un deporte tan competitivo como el motociclismo. Sin embargo, existen diferencias apreciables entre unos y otros, tanto por su personalidad, sus características como pilotos, sus resultados a lo largo de la temporada de su coronación, su simpatía o su proyección de futuro. Y considerando los ingredientes que podríamos tener en cuenta, me atrevo a apuntar que Joan Mir, recién coronado en Moto3, es uno de los más solventes que se han visto en los últimos años de grandes premios.

El mallorquín atesora las cualidades que se pueden exigir a los grandes. Dentro de la pista es valiente, habilidoso e inteligente; fuera de ella, humilde, simpático e incluso carismático. Permítanme que ignore aquello de que las comparaciones son odiosas para decir que, en cierta medida, me recuerda bastante a Marc Márquez... Mir goza de la bendición de la juventud y le queda toda una vida de carreras por delante, pero sin duda los mimbres para que su progresión sea imparable ahí están. En Moto2 continuará con ella, ahora con una moto mucho más adaptada a su complexión y que supondrá, si nada se tuerce, el trampolín a MotoGP, donde todos sueñan con llegar. Y estoy convencido de que Joan lo conseguirá.

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