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Un círculo de lectores sin cerrar

Se formó en Riazor un círculo de lectores al que le faltó lo básico en cualquier círculo: que se cerrara. Los lectores fueron Mel y Quique, empedernidos y reconocidos como tal: el técnico deportivista incluso ha publicado libros propios y el perico reivindicó hace solo una semana, justo antes del derbi, el placer de la lectura por encima de trivialidades como, por ejemplo, citarse con Luis Enrique. Y lectores fueron también en este partido, porque cada uno leyó mucho mejor una de las partes, que fueron descaradamente de Espanyol y Deportivo, respectivamente. Al tremendo error de Arribas, que sustituye de inmediato al de Jurado en los resúmenes de pifias del año, le siguieron la gran combinación del dueto Piatti-Gerard y un segundo tiempo en que el Depor sublimó la definición de dominio, aunque también la de desatino: difícilmente se pueden controlar tanto 45 minutos y aun así perder.

La empanada gallega del Espanyol tras el descanso no esconde que este año el equipo no ha arrojado la toalla después de quedarse sin objetivos reales. Que la tranquilidad a veces resta tensión, pero que esta vez resultó más útil que la ansiedad. Y que los pericos recobran por encima de todo la puntería, justo lo que habían perdido en su semana de tres partidos (ante Atlético, Sporting y Barcelona), en la que sumaron solo un punto, o lo que es lo mismo, hicieron únicamente un gol en diez chuts a puerta. En Riazor dispararon tres veces y marcaron dos goles. Y sugiere una pregunta de libro de ciencia ficción: ¿qué habría sido de este curso sin la lesión de Baptistao?