Abel es un alcalde poco Caballero

Durante los últimos años se ha estado luchando en Galicia para que impere la cordialidad en los derbis. La sociedad, las aficiones, los clubes, los jugadores, las instituciones y los medios de comunicación han puesto todo de su parte para que los Celta-Depor y los Depor-Celta se convirtieran en la mayor fiesta del fútbol gallego. Elevando la palabra fiesta a su máxima expresión. Esto es, acto o conjunto de actos organizados para la diversión o disfrute de una colectividad, tal y como lo recoge la RAE en su cuarta acepción. En los últimos años se había conseguido rebajar el tono agresivo de antaño e incluso ya empezaba a ser normal la fotografía de aficionados de ambos equipos mezclados en la grada. Esto es fútbol, señores. Nada más que eso.

Todo iba por el buen camino. Hasta ayer, cuando al alcalde de Vigo se le ocurrió hacer un pronóstico del partido. El problema no fue su videncia, sino el tono: “Les vamos a meter una paliza. Yo apuesto por un 4-0. Es la relación futbolística que hay entre el Coruña y el Celta”. Su bravuconada no es digna del representante de la ciudad que acoge al derbi. Y menos aún su despectivo modo de referirse al Depor como “el Coruña”. Lo peor es que lo hace con toda la intención, sabiendo que en la ciudad herculina molesta ese apelativo. Por suerte, la inmensa mayoría de vigueses sí tienen respeto por su eterno rival. Un chascarrillo de taberna no va a ser ningún obstáculo para seguir uniendo lazos entre norte y sur. Todos somos Galicia. Y esto sólo es fútbol.

Lo más visto

Más noticias