Sin gol no hay paraíso

Secos. La vuelta promete ser interesante, con un Calderón lleno a reventar. Y con la advertencia de lo que sucedió hace unas semanas ante el Celta. El Atlético no aprovechó la oportunidad de hacer un gol y llevarse el encuentro y la afición del PSV festejó el 0-0 final casi como si fuera una victoria. El otro día titulé mi contracrónica con “Por favor, un golito”. Y eso bien puede valer para este partido. Sin goles no hay paraíso y los de Simeone fallaron tres claros. Y cuando jugó con superioridad numérica, no tuvo las ideas muy claras. Habrá que ensayar una y mil veces el remate portería y rezar para que Griezmann vuelva por sus fueros anotadores.

Orgullo. La afición del Atlético se dejó notar durante todo el día por las calles de Eindhoven, la tranquila y apacible ciudad holandesa de más de 400.000 habitantes. Pero fue a primera hora de la tarde cuando la afición rojiblanca se concentró en la plaza principal de la ciudad. Los aficionados fueron colocando poco a poco en el suelo las banderas de las diferentes peñas que hasta allí se desplazaron hasta formar un collage precioso. Todos los presentes quisieron inmortalizar el momento. Hubo banderas de peñas de Talavera (Toledo), de Huerta de Rey (Burgos), Boadilla del Monte (Madrid), Zaragoza, Valladolid, Hontecillas (Cuenca) así como de las peñas que el club madrileño tiene en el centro de Europa. Los peñistas de la de Panadero Díaz de Bruselas lucían orgullosos su bandera mientras que Scott casi lloraba al recordar que había llegado desde Glasgow con paradas en Londres y Amberes. Cogió avión, tren y coche de alquiler. Sólo le faltó el barco. Iulius, mi amigo italiano, vino desde Brindisi y uno de los más solicitados fue un peñista de Bulgaria. “Viva el Atleti y viva España”, gritaba. Encabezando el mosaico una gran bandera del Atleti y a su lado una de España. Difícil entender ese maremágnum de gentes y de nacionalidades si no se comprende lo que es el Atleti.

Volveremos. Se hartaron de cantar los hinchas en esa plaza. Muy cerca, al lado de la iglesia de Santa Catalina, la afición del PSV también se lo pasaba a lo grande. Para ellos era un partido grande, ante un rival que es capaz de desafiar a Real Madrid y a Barcelona. Eso llama mucho la atención por ahí fuera. Los atléticos se enorgullecen de esto, de nunca darse por vencidos. Mientras escribo, el Philips Stadium es una fiesta. La gente aprieta, consciente de que es una cita de prestigio.

Homenaje. La veneración que siente la gente del PSV por los que han sido futbolistas de su equipo es digna de resaltar y de copiar. En el Philips Stadium hay fotografías y reseñas de sus jugadores emblemáticos, leyendas como Cocu, Ronaldo, Romario, Van Nistelrooy, Koeman... Hay salas puestas con sus nombres y las paredes están engalanadas con fechas históricas y encuentros importantes. Eso es cuidar lo más valioso que tiene un club y de eso tomaron buena nota los dirigentes rojiblancos. El Atlético va a tener un estadio acorde con los tiempos que corren y en él, de una u otra manera, tienen que estar presentes los Luis Aragonés, Adelardo, Gárate, Collar, Ben Barek, Juncosa, Escudero, Futre, Caminero.... y tantos otros que dieron alegrías a la afición rojiblanca. Ahora que la entidad se expande, que el club se hace fuerte, que es respetado y admirado, ahora es momento de hacer una pausa y caer en este tipo de detalles. Los más de mil que fueron a Eindhoven y los que siguieron el partido desde otros muchos sitios, lo demandan.

Lo más visto

Más noticias