El honor de Casado está en juego

El pasado 30 de septiembre, la auditora Ernest&Young dio luz verde a las cuentas del Málaga. Los rectores del club las presentaron en un desayuno informativo ante la prensa y se autentificaron con el aval de Javier Gómez, director general corporativo de la Liga de Fútbol Profesional (LFP). En aquella mañana se informó de que la deuda de 103,2 millones de euros que arrastraban los blanquiazules había sido rebajada hasta 13,6 en base a la gestión de recursos y dolorosos traspasos. Vicente Casado (director general) y Manuel Novo (director general corporativo) presentaron dichos números con el aval del responsable de la LFP. Nasser Al-Thani, el hijo del jeque Abdullah Al-Thani, dueño del club, llegó tarde pero cerró el acto aplaudiendo la gestión de sus directores posteriormente fulminados.

Lo que ha pasado es un misterio. Quienes antes eran unos fenómenos han sido defenestrados. El dueño está promoviendo algo similar a una auditoría paralela por presunta desconfianza en los números antes aplaudidos… ¿Qué ha pasado? No se sabe. El caso es que Casado, el hombre que hizo de presidente ‘de facto’ en ausencia del dueño, siempre en Qatar y distante, demanda a su antiguo jefe. Más allá del dinero que pueda reclamar está el derecho a cobijar su honor.