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Ministro del Deporte con Podemos

Nos visitó Pablo Iglesias. Y hablamos de deporte. Mucho. El deporte no le es extraño. En absoluto. Tiene imágenes grabadas a fuego de cuando era chaval. El gol de Barbarín en el Camp Nou que adelantaba al Numancia en la Copa, por ejemplo. Tenía 17 años y la infancia vivida en Soria le había identificado con el equipo local y con el deporte en general. “Allí era fácil jugar a todo”, recuerda. Con 13 años también vio el angolazo, la derrota de España con Angola en Barcelona 92. El baloncesto le gustaba especialmente. La medalla de plata de Los Ángeles 84 le pilló con 6 años, pero la resaca de aquel éxito le permitió memorizar unos cuantos nombres: “Corbalán, Llorente, Epi, Fernando Martín, Romay... Itu, sí, Itu, que no se nos olvide.”

El boxeo también le atrae. Por Ali sobre todo. Difícil que le viera boxear, pero conserva en la mente, quizá gracias a documentales, el combate con Foreman. Incluso imita en un momento dado la guardia de Ali. Iglesias se siente cómodo hablando de deporte. Sus vivencias se las detalla Miguel Ángel Vasco en el reportaje de su visita a AS. La importancia que concede al deporte queda expresada en su deseo de contar con un ministerio del Deporte. “¿Quién sería el ministro?” Lanza una sonrisa cómplice, como solicitando discreción, porque podría ser el próximo bombazo a anunciar. “Un deportista”, revela. El nombre se lo calla, pero dada su debilidad por el baloncesto, su simpatía hacia las personalidades rebeldes y su insistencia en nombrar a Iturriaga...