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La gesta del Milsami moldavo y el gen judoca de Marko Pjaca

Milagro moldavo. Lo del Milsami de Moldavia va de gestas. Si la temporada pasada hacía historia al ganar por primera vez la Divizia Nationala (liga moldava de diez equipos), hace siete días saltaba a primera línea del fútbol UEFA por apear de la Champions, en segunda ronda, al Ludogorest, equipo de fase de grupos y rival del Madrid, en la 2014-15. Fundado en 2005, el Milsami tiene un estadio de poco más de 2.500 asientos y un presidente, Ilan Shor, con una curiosa biografía.

¿Robo del siglo? Nacido en Tel Aviv en 1987, Ilan a los 13 años tenía tres tiendas de móviles, a los 14 se compraba su primer coche, un Peugeot 406, y a los 19 era multimillonario. Casado con una estrella de la música rusa llamada Jasmin, sin embargo, no todo en su vida es miel. Desde marzo le acusan de orquestar el desfalco de mil millones de dólares de los bancos moldavos. Lo llaman El robo del siglo y puso en jaque al país. Él negó todo en la BBC. Entrevista en la que, por cierto, también habló de fútbol. “Prefiero al Milsami que al Barça”, dijo, y se quedó tan ancho. Ahora su equipo jugará en tercera ronda contra el Skënderbeu albanos. Si pasan, a cuarta ronda. Nunca antes un club moldavo llegó a la fase de grupos.

La culpa la tuvo Dinho. En Croacia hace tiempo que se dice. Que Marko Pjaca va para estrella. Centrocampista, la semana pasada dos goles suyos decantaron el pase del Dinamo de Zagreb a la siguiente ronda de Champions y la UEFA le eligió mejor joven de la semana. Tiene 20 años, es internacional y va a los entrenamientos en un Opel Corsa. Algunos le comparan con Modric. Otros con Benzema. De niño destacaba en balonmano y en los karts, aunque sus padres, una campeona de judo y un luchador, le veían futuro en las artes marciales. Pero en su vida se cruzó Ronaldinho y ya sólo hubo fútbol. “Me veía todos sus vídeos e imitaba sus filigranas”, confiesa. Las calcaba. La temporada pasada ya fue jugador del año en la liga croata. Apunten su nombre.

Porteros y libros. La imagen de la semana en Europa League la dejó un portero: Panagi, del Omonia de Nicosia, que perdió una lentilla ante el Jagiellonia y hubo que parar el juego mientras corría a la banda a reponerla. Hablando de porteros, hay dos escritores que en su juventud lo fueron: Nabokov y Camus. Después escribirían Lolita y El extranjero. Lo cuenta Javier Marías en Salvajes y sentimentales, delicioso compendio de artículos de fútbol que habla de héroes, nostalgias y alguna de esas gestas que llegan cuando nadie espera, al estilo de las de Milsami