Un Tour de pellizcos de monja

Froome salió de la primera etapa de los Pirineos, la que acabó en La Pierre Saint Martin, con 3:09 minutos de ventaja sobre Quintana, 4:01 sobre Valverde y 4:04 sobre Contador. Ocho días después las diferencias son de 3:10, 4:09 y 6:40, respectivamente. La mayor diferencia con respecto a Contador se debe principalmente a la caída que éste sufrió ayer y que le supuso perder 2:17 minutos. Analizando estos datos, desde aquella etapa pirenaica no ha pasado nada. Y no precisamente por falta de recorrido idóneo. Atrás han quedado 79 kilómetros de ascensiones por los colosos Aspin, Tourmalet, Core, Lers y Allos, más cuatro finales en alto en Cauterets, Plateau de Beille, Mende y Pra Loup, que totalizan otros 33 kilómetros.

Pues todo eso no ha servido más que para lanzar pellizcos de monja a Froome. De otra manera sería imposible que las diferencias se mantuvieran prácticamente iguales desde el primer día de los Pirineos. De un desafío entre los mejores ciclistas del mundo se esperaba más. Sí, aún queda, pero cada vez menos. Los días van pasando y no pasa nada. Pasa que acaban llegando todos juntos. Contador, ayer, no. Pero por circunstancias muy concretas y desfavorables. Eso le puede suceder a cualquiera. Incluso a Froome. Mas eso no sería manera de ganar un Tour cuando hay tanto gallito. Por eso es una pena que no veamos más que escarceos cuando hay terreno y ciclistas —al menos eso creía— para que se armase la Marimorena en cada etapa.

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