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El sobrino Lemay murió en la guerra

En el cementerio Porte Notre-Dame de Cambrai, la localidad que acoge la meta de hoy, reposan los restos de Fernand Lemay, un modesto ciclista que tuvo trato de héroe tras su participación en el Tour en 1936 y que aún continúa recibiendo honores de sus paisanos tras morir en 1940 durante la Segunda Guerra Mundial.

Lemay siguió la estela de su tío, de idéntico nombre, que fue campeón francés de ciclocross en 1924, el mismo año que corrió el Tour, donde abandonó. Su sobrino sí logró acabar la carrera en la 30ª plaza, después de lograr siete puestos entre los diez primeros y de pasar cuarto por el Ballon d’Alsace, a pesar de coleccionar caídas y averías. Lemay corrió en la categoría de touristes routiers, que recibían menos asistencia y pasaban más penurias. L’Indépendant, un periódico de su región, abrió una suscripción en su favor y recolectó 6.200 francos para que pudiera financiar su participación en la Grande Boucle. A su regreso, el ayuntamiento le entregó un trofeo en presencia de un millar de aficionados.

Fernand Lemay luchó en la Guerra Mundial como mecánico de tanques. El 13 de mayo de 1940, a los 26 años, falleció en un combate contra los alemanes en Merdorp (Lieja, Bélgica). Ya en 2013, en coincidencia con el centenario de su nacimiento, el ayuntamiento de Boussiéres en Cambresis, su villa natal, tuvo un recuerdo para él e inauguró un polideportivo con su nombre.

Lemay es uno de los numerosos ciclistas que fallecieron en las dos guerras mundiales, entre ellos tres ganadores del Tour (Octave Lapize, François Faber y Lucien Petit-Breton) y uno del Giro (Carlo Oriani).