Premio a un enorme sacrificio

Es un honor y un placer compartir trabajo con José Alfredo Martínez en Verona Sport y escuchar cada día historias sobre futbolistas como Saúl, Manquillo, Óliver, De Gea o Koke. Más aún cuando yo también fui canterano colchonero y los conozco de hace tiempo. Es de admirar y valorar lo que han tenido que sacrificar con 12, 13 o 14 años para alcanzar su sueño de ser jugador profesional. Muchos tuvieron que dejar sus casas para mudarse lejos de sus familias, otros salen cada día de su casa a las tres de la tarde y no regresan hasta entrada la noche. No es fácil realizar un esfuerzo así con edad.

He disfrutado viéndoles crecer y haciéndome a la idea de que podrían llegar arriba. Siento orgullo al escuchar cómo ellos se ponen de ejemplo a Koke, mi hermano, como futbolista y como persona. Cuando él dio ese paso también tuvo su espejo en otros como Torres, Gabi o Mario y en el futuro serán precisamente los Saúl, Manquillo u Óliver sean quienes guíen a los siguientes. Para el club contar con gente así es un valor añadido porque cuando llegan a la élite no interpretan el fútbol como un trabajo sino como un sentimiento.

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