Márquez y el estilo Rossi

No seré yo quien entre en el debate sobre si Marc Márquez es el nuevo Valentino Rossi. Creo que aún es pronto para establecer este tipo de comparaciones, el tiempo situará en su momento a cada uno en el lugar que le corresponda en la historia del motociclismo, asumiendo de antemano que ambos han marcado ya grandes hitos en el Mundial. Sin embargo, más allá de lo estrictamente deportivo, de la competición pura, sí que parece indiscutible que el catalán tiene mucho a su favor para que le podamos considerar el heredero del italiano. Al margen de su talento me refiero a su talante, a su forma de entender la vida, la competición, su relación con los aficionados, su potencial mediático, su atractivo publicitario, su proyección internacional…

Es posible que tantas cualidades se puedan resumir como carisma. El diccionario de la RAE define tal cualidad, porque así hay que considerarla, como la “especial capacidad de algunas personas para atraer o fascinar”. Así lo ha hecho Rossi durante casi dos décadas de presencia en los grandes premios y lo está consiguiendo Márquez a medida que crece como piloto y como persona. Y sin duda que para Marc (también para quienes le rodean y asesoran), Valentino es un magnífico espejo en el que verse reflejado por todo lo que representa para este deporte, una aportación que ha sabido además canalizar en beneficio de su rentabilidad particular. Por eso se potencia ahora su club de seguidores, germen de lo que puede convertirse en todo un fenómeno.

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