Bale se vino arriba para reivindicarse

Bale animó, sobre todo en la primera parte, un partido tedioso. El galés aprovechó las limitaciones del rival para venirse arriba, incluso agigantarse en apariencia, sellando un primer tiempo cargado de participación, buenas acciones individuales en regate y pase, y culminado con un gol de cabeza realmente espectacular.

La moraleja es que hay un Bale cercano a la calidad de otros jugadores de mayor rango, capaz de hacer cosas de altísimo nivel cuando el escenario se le pone franco. Ayer remató nueve veces, dio el 82% de los pases correctos y fue omnipresente en las acciones ofensivas del Madrid. Tanto se creció que a veces se ganó ligeros pitos del público por cebarse en la individualidad.

Y es que a Bale le pueden las ganas de agradar, de ganarse al Bernabéu por si aún no tiene el certificado de calidad que él quisiera. Se le critica por no defender (ayer no fue preciso este trabajo por la inoperancia del enemigo) pero también se le achaca que no acierta a elegir las jugadas.

Hay algo de razón en todo, pero también en que Bale es un jugador de múltiples recursos en ataque, intimidatorio para la defensa y entregado. Ayer cayó en el 82’ ensangrentado por un codazo involuntario. Se retiró como un guerrero que lo había dado todo, con más aciertos que errores, reivindicando la fotografía que casi nunca tiene.

Ayer Bale alegró un soso partido de Champions.

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